De pie ante la vida,
de rodillas ante Dios.
De pie ante las adversidades,
de rodillas ante Dios.
De frente a los hipócritas,
de rodillas ante Dios.
De ahora en adelante,
siempre de pie.
A veces, alegre, a veces triste,
a veces angustiada,
pero siempre levantada,
porque ante el único ser que tengo
que incarme es ante Dios.